martes, 7 de febrero de 2012

no siempre son cosas bonitas

14 de febrero, San Valentín. Habían discutido. ¿Quién se enfada este día en el que se supone que todo es bonito? Ellos, ellos se enfadaban siempre pero luego siempre había perdón, siempre había besos de reconciliación. Menos esta vez. Esta vez no había sido como siempre.
Ella había eco algo mal. Le pidió mil disculpas que él decidió no aceptar. Ella lloraba y le suplicaba que no se fuera, que le diera una segunda oportunidad, mientras el hacía su maleta para marcharse, para no volver a verla. Ella le agarraba de la mano, trataba de hacerle entrar en razón, le decía que ellos, en el fondo, se querían, gritaba que le amaba, intentaba besarle, como hacía siempre, pero él la apartaba con un empujón.
Atravesó el pasillo de la casa, abrió la puerta y la cerró con fuerza. Ella lloraba, le dolía la cabeza de gritar, le dolía el corazón de amar.
Se sentó en un sofá en el salón de la casa, tenía la pequeña esperanza de uqe él se arrepintiera y diera la vuelta para regresar con ella.
Pasaron las horas y él no volvía. Hubo llamadas y mensajes sin contestación. Esa noche ella se dio cuenta de que los 14 de febrero no son siempre rosas, caricias, besos, amor y cosas bonitas.

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